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Política del malestar

Foto del escritor: Maite GarcíaMaite García


Política del malestar es el título que lleva el libro escrito por Alicia Valdés, escritora, investigadora y  doctora en humanidades. La autora forma parte de un grupo de investigación que analiza y valora problemas de calidad ya sean de política, ética, moral, existencial, jurídica, en la línea de garantizar la paz social, la sostenibilidad, la multiculturalidad y la integración social, la ciudadanía, esa relación que existe entre lo público y lo privado, lo que afecta a la calidad tal como los procesos, la satisfacción, la eficiencia, el rendimiento, la economía, los recursos, el tiempo, la seguridad y donde son determinantes los factores de calidad para el trabajo, la casa, la familia, la convivencia que siempre están en constante transformación.   


Se centra en el libro en la política del malestar y además de contemplar estos aspectos de la realidad lo hace desde el psicoanálisis para no tomar decisiones que hagan infelices o que causen malestar. Explica conceptos de la realidad política, y de encontrar sentido en la vida a las historias y vivencias de cada uno, hay esa búsqueda de fortalezas, que además de tener el saber de la lógica y de la razón se tenga de lo profundo, y de los traumas, de las vivencias de la infancia, e interpretar deseos e incertidumbres y así ver las contradicciones, y que vayan dirigidas a la realidad, al ahora, a la vida.


Es Alicia Valdés una mujer contemporánea, que escribe en columnas de periódicos, participa en congresos, y en talleres con títulos muy interesantes como "el giro afectivo", "el artista nos lleva siempre la delantera", "instancias de violencia", escribe y publica siendo autora además de "política del malestar" del libro Towards a Feminist Lacanien left, Psychoanalytical Theory and Intersectional Politics (Routledge, 2022). Colabora en muchos proyectos de los campos del psicoanálisis, del feminismo, de la política y de la filosofía. Hay en ella esa parte contemporánea y generacional que la lleva a querer entender la realidad, el mundo de las relaciones, reflexionar en lo que hace, ver como se siente y buscar esos malestares y sufrimientos quizás del pasado. 


El prólogo empieza con frases como "Te lo dije", "yo tenía razón", "ya lo sabía yo", es una forma de valorarse por encima, de ser algo borde, y se dicen a modo de empatía, de ayuda a los demás, son de respuesta a algo que no ha ido bien, y querer que al otro le vaya bien y en la vida no siempre es así, las envidias, los celos, la inquina, hay gente que se alegra del mal ajeno. Las frases se suelen soltar a gente que queremos, para intentar el buen camino. Normalmente se usan como recomendación, y se hace en la escuela, con los hijos, y si no escuchan el consejo y le sucede lo contrario se explica el malestar.


Es muy interesante el libro, donde se ve ese conflicto entre lo social, lo político, lo normativo, lo que dictan los consejos, las experiencias, lo que sería lo complejo exterior en relación con el malestar y lo que te dicta el yo, esa lucha y que nada tiene que ser un obstáculo para el estudio, entender que se quiere no sufrir, que siempre hay que aspirar a mejorar las condiciones y los condicionantes del malestar y luego están las teorías, que Rousseau nos dice que el hombre es bueno por naturaleza, Aristóteles comentaba que era un animal político, Hobbes que era un lobo para el hombre, que en general el hombre es auto perceptible y no por su esencia sino por su calidad. Nos lleva a la idea de que somos aquello a lo que nos dedicamos, en el caso de ser maestra lleva implícito muchas connotaciones positivas entre las que están que te gusta el saber, los niños, tener buenos valores y paciencia, si además eres madre pues refuerzas ese saber y ese conocimiento, ese cuidado y buena atención, que quieres hacerlo bien pero también lleva prejuicios en torno a la resolución de problemáticas, de como hacerlo, y luego esta el tiempo y la pereza de desarrollar tareas que te gustan más y otras que te gustan menos. No obstante, ser maestra, ser mujer, ama de casa es como encargarte de una parte de los valores y de la educación importante, situaciones positivas, gobernar una buena vida, de calidad porque siempre estás estudiando, aprendiendo, evolucionando, a la vez estás sujeta al momento, a la realidad, a la situación y que esa realidad y situación nos quiere decir la autora no es personal es política, estás sujeta a unas instancias y a unas formas de compartir y de convivir con otros donde existen unas jerarquías, unas normas, dependencias y unas estructuras y que condicionan en cada uno de los factores. 


El estudio ya me hizo conocer en el trabajo los condicionantes laborales, aspectos en el caso de ser docente que son determinantes en las relaciones que se desarrollan con alumnado, compañeros, directivos, padres, administrativos, la comunidad, el entorno, que hay que saber integrar e interpretar para que no generen malestar. Somos seres sociales por naturaleza y cada persona es distinta y hay que conocerse y conocer especialmente cuando se trabaja con los demás y no se comparten formas de actuar, de ser, normas, jerarquías. Existe ese aspecto oscuro, sombrío, lo que no se ve, que no todo es sonrisa exterior y felicidad, que hay una parte de política de malestar que proviene siempre de las relaciones y que generan conflictos y es complicado porque no puedes como individuo corregir estructuras, jerarquías. 


Nos lleva la autora a la persona de Alain Enreberg que es un sociólogo francés que trabaja la depresión clínica, y que habla mucho de este malestar, de la depresión, de la ansiedad que genera y que el sufrimiento es un precio a pagar. Alude al modelo disciplinario en el sentido de moldear el comportamiento, saber decir, explicar con palabras, actitudes, aprender a gestionarse a una misma, que de alguna manera la vida es esto, hay unas normas, que la depresión es una enfermedad de la responsabilidad también, del sentimiento de insuficiencia, de no poder trabajar como quieres, hacerlo como quieres, y en casa lo mismo con el cuidado y las dependencias, a veces no es solo esto, los hijos, la familia, la pareja sino que hay que hacer muchas tareas por necesidad y no siempre se está con la misma ilusión y ganas. Aún así y motivándote mucho no es algo personal ni económico sino es una realidad política, la vida es una realidad política, organizada y con unas estructuras y relaciones. 


Nos habla la autora de estos ejemplos de maestra y de madre, a la vez del psicoanálisis, porque lo que sucede en la niñez tiene que ver también con las relaciones, que se hace visible en otras etapas de la vida, los miedos, los traumas, es una huella también de malestar, es como lo que molesta a otros constantemente, la forma de ser, de hablar, y te encuentras que gente que quieres, que pensabas que era de otra forma te lo sacan, te lo dicen, como en un gesto de generosidad y no lo ves bien ni solidario, es a la vez una realidad política de malestar. Alain Enreberg nos dice que la depresión es una enfermedad, del compromiso y de la responsabilidad, de no poder, del sentimiento de no poder, de insuficiencia, sin un apoyo visible el deprimido no está a la altura, y cansa de trabajar, de hacer, de no poder hacerlo con su saber, su libertad ni en el trabajo, ni en casa ni como persona y en cambio no es una enfermedad médica, de tratamiento de medicamentos sino es de responsabilidad, de exigencia, de ser exigente y a mas saber más exigencia en ética, moral, sostenibilidad, política, cultural, psíquica, y este malestar se integra, que las soluciones no son médicas, ni psicológicas, ni psiquiátricas sino que tendríamos que comprender la acción política y ante un contexto en el caso laboral que fuera hostil, duro, injusto, violento que hay que aprender a defender los derechos de forma pacífica, saber decir "que pasa aquí" y algo tan sencillo no se dice, no se habla, porqué pasa esto que en sí no es lo normal, o existe ese silencio, o no hay esas demandas, esto es un síntoma de malestar, de una realidad que se vive y que se diagnostica con enfermedades, cada uno acumula sus tensiones y las vivencias, las emociones vividas van quedando ahí como bloqueadas, es algo en sí que no se soluciona bien, y que llevan a estar tristes, disgustados, enfadados, porque aún sabiendo lo que hace daño es como que no se puede decir, ni se siente apoyo, en sí las estructuras, las jerarquías, las normas existentes no dejan emanciparte ni liberarse pues se trabaja para ellas, y hacen sentir mal, existe esa política del malestar, son generadoras de depresión, y así es el hogar, las normas existentes donde tirar la toalla es a la vez fracaso, sufrimiento y en caso de la casa, del hogar no se puede o no debería de hacerse. La preocupación por el malestar también está en una misma, es una constante también de la vida, las emociones, comprenderlas y a la vez lo que producen, saber diagnosticar lo que pasa y el compromiso y la responsabilidad y hay que dar salida a esos sufrimientos, buscar momentos de magia, de felicidad, como se hace en la infancia, de humor. 


Los malestares laborales, los de casa, los traumas de la infancia, todo pasa factura por dentro, afecta, por eso hay que interesarse por lo que pasa y seguir avanzando, comprendiendo los momentos, lo afectivo y lo emocional y especialmente cuando se trabaja con la infancia, sean hijos, alumnado, ellos necesitan caras risueñas, felices, la queja, la cara triste, la cara amargada desmotiva, decepciona, se busca para ellos una vida de bienestar, de calidad, de saber y conocimiento. Nuestra labor y los medios que se tienen para conseguir las necesidades son insuficientes, los recursos son cambiantes y se busca gestionar y administrar bien el yo, más perfección, más excelencia, si no puedes hacer posible esto es porque otros muchas veces no te dejan, se lo lleva la jerarquía, el poder, te arrebatan los recursos, entonces ya se ve como un enemigo, que se une a fracaso, al no éxito, en sí los amigos son los que tienen que unir en vez de excluir. Siempre hay una lucha de las condiciones, del estatus, hay en todo esto una realidad política y está todo vinculado al control que genera ansiedad y a la posibilidad de dominio que hace dependiente. No dejarte aspirar sería una forma de marginación, de exclusión, de pobreza, aquí muchos que se ven así optan por verse libres en la política, por la creencia en el pobre, en el marginado, en el laissez faire, en la idea del silencio y de la mínima intervención. 

  

El aprendizaje de los valores, de la ética, lo moral,  contemplan las políticas del malestar. Ser feliz es un deseo, a la vez una necesidad porque nadie quiere enfermar ni quieres eso para la gente que quieres, que te rodea, que conoces, la felicidad es aquí un motor de movimiento incansable.


La autora habla de la demanda de amor ya sea de personas, de objetos, de la belleza del paisaje, de la naturaleza, animales, ciudades, de la vida en dónde depositamos afectos, que generan placer, que se lucha por una buena vida y feliz. A la vez esto me lleva al pensamiento de Marina Abramovic, de saber disfrutar de esos momentos oscuros, sombríos porque en el corazón aún quedan universos, que la vida es esto y que hay que ser positivos para salir de experiencias y que no se oprima el corazón ni nada se apodere de nosotros. Que hay que dedicar tiempo a la inspiración, a la propia pasión, ensoñación, a lo que desconecta con la realidad, a la naturaleza salvaje, la obra creativa pero sin que nada altere, ni atrape, que se pueda atender la propia vida, la realidad.


Para finalizar comentar que me gustó la reflexión de hoy, encontrarme con este libro, del que destacas que hay esa lucha en la vida, hay esas formas afectivas y sensoriales, esa política del malestar donde siempre vas a estar a merced de la autoridad, de las normas, de las leyes, de los otros, de las sombras, de los recuerdos, se entiende muy bien que es un aprendizaje el saber evacuar bien las emociones, ver los límites que condicionan, mejorar fortalezas, salvaguardarse, protegerse y superar problemáticas, mantenerte bien, que el dolor, el sufrimiento no son solo malentendidos, ser negativos o malpensados, ni traumas, sino que se limitan capacidades, son exigencias, responsabilidades, compromisos de la política del malestar, son malestares, en esto consiste el malestar, y siempre hay muchas tareas por hacer y hay que ponerle ganas porque además nos interesa no enfermar, reaccionar ante esto para poder estar a la altura y conservar la salud, la bondad, la nobleza, la luz y no querer deprimirnos, ni sufrir, ni sentirnos mal, seguir esa lucha del derecho a ser feliz, amar la vida y vivirla bien, continuar ideando alternativas a la propia realidad política.


 
 
 

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Oviedo, Asturias, España.

©2022 por El blog de Maite García.

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