Michael Ignatieff. Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024
Michael Ignatieff nació en Toronto en 1947. Es reconocido por su trabajo como profesor, historiador, periodista, escritor, guionista y presentador de programas de televisión. Es doctor en historia por la Universidad de Harvard y ha trabajado como profesor en Oxford, Cambridge y Harvard. Se le une al partido liberal anglo- canadiense siendo uno de los liberales más importantes de Estados Unidos y Canadá. Fue rector y presidente de la Universidad Europea Central en Budapest. Combina su rigor científico y académico con la docencia y todo lo literario siendo un gran comunicador. Se define así mismo como internacionalista, cree en las culturas del mundo, que cada cultura se entiende en sus propios términos y desea la paz mundial.
Nos hace saber en su obra "los derechos humanos como política e idolatría" que nuestra especie es única, y que cada individuo que la compone tiene derecho a iguales consideraciones morales. Los derechos son para todos los individuos, e igualmente para los estados y las instituciones. Trabaja para dar respuesta a cuestiones importantes entre las que están las medidas contra la violencia y poder defenderse de ella. Para el autor los derechos humanos en si mismos ya son progreso, ya implican avance y hacer las cosas bien, que son fruto del diálogo, de querer la paz y no la guerra y que aún queda diferencia entre los instrumentos y las prácticas de los estados.
Tiene la idea de que a medida que la economía, la tecnología, las actitudes y los estilos de vida se globalizan, el razonamiento ético también se globaliza y en caso de conflicto entre intereses y valores que priman los valores porque no hay una globalización en nuestros corazones y en nuestras mentes. Los derechos humanos son globales porque promueven los intereses de los menos poderosos. Son una cuestión de necesidad y no de pertenencia.
Michael Ignatieff realiza trabajos profundos y tiene muchos libros todos con un lenguaje claro y directo donde estudia los vínculos sociales para saber como se dan y funcionan, conocer porque se destruyen los vínculos donde parece que el afán de supervivencia, los odios, fanatismos, patriotismos desenfrenados, y dilemas de compasiones, valores y virtudes mal entendidas son posiciones encontradas. Están los que no les importa eliminar derechos para asegurar supervivencia y los que entienden el respeto independiente del comportamiento, de las actitudes. El objetivo de su trabajo son los derechos humanos, hacer frente a asuntos difíciles, trabajar a favor de los derechos, de la paz y no de la destrucción. Nos explica que las guerras no tienen honor, ni dignidad, ni reglas y que existen justificaciones para defender causas individuales y no solo universales, que el particularismo tiene un encuentro con el universalismo, hay que reconocer esa dinámica y trabajarla, disciplinar prácticas particulares de activistas que en sí es el objetivo moral del universalismo.
Su mensaje consiste en que faltan justificaciones para prácticas inhumanas y que existe un conflicto entre los derechos humanos y el mantenimiento de las personas, los medios son limitados. Los ciudadanos defienden primero los derechos internos. Los derechos humanos son un ejercicio de autorreflexión de la conciencia humanitaria moderna, la misma conciencia que se ha querido ver abocada recientemente a intervenir en zonas de conflicto, movida por el raro remordimiento que le produce el espectáculo de la masacre masiva y el terror en un mundo que creyó haberse despedido ya hace cincuenta años de los campos de concentración, del genocidio. Según Ignatieff: La televisión no ha creado esta nueva cultura de comprensión entre el Tercer Mundo y el Primero que permite ese flujo de empatía entre el que sufre y el que mira, pero ha desempeñado un papel sincero e incluso honroso en la formación de un entendimiento rudimentario de los asuntos relacionados con el desarrollo en la opinión pública de Occidente.
Es muy interesante todo lo que nos hace saber acerca de la televisión donde parece existir una mezcla de sentimiento de culpa porque desde la pantalla se propaga todo tipo de ideología en relación con el tercer mundo, los problemas que existen, las desigualdades sociales y lo que implica la confusión de la miseria humana, antes esto no era visto ni conocido pero de alguna manera ahora la televisión lo expone, lo exhibe y forma estos entramados de vergüenza, culpa, remordimientos, de conocer los problemas ajenos y a modo de empatía y más que mover a la gente a implicarse por parecerles moral, conciencia lo que hace es producir angustia, ansiedad y muchas veces depresión. Te enteras rápidamente a través de ella de sucesos, presencias noticias en directo, y hace la función de ser un sistema de autoridad imaginario. La televisión es una ventana al mundo donde se contemplan los problemas ajenos y así despertar conciencias. Hace trabajar mucho más rápido todo lo visual, y las relaciones morales lo que significa que como espectadores también tenemos que formarnos y saber ser críticos.
Michael Ignatieff en su obra El honor del guerrero nos habla de esto, de los que creen en la miseria de otras personas, de otros mundos y que lo conocen y lo saben por los informativos de la televisión, y que gracias a ellos se establecen relaciones pero a la vez provocan angustia porque es como si te machacasen constantemente el cerebro y que hay mucha manipulación de comunicación de masas. Hay mucho positivo de derribar barreras pero a la vez nos enfrenta con la miseria humana lo que hace sentir culpabilidad, ver todo un paisaje de angustia sin contemplar mucho de lo bello. La televisión te hace ver al momento noticias que suceden que remueven conciencias, escenas fuertes y con mucho morbo sin tener conocimiento real del trasfondo. Si hay mucho positivo de reducir el desfase temporal pero hay que saber ver lo negativo para la salud mental porque tanto las palabras como las imágenes conmueven, son impactantes y bastante reales a lo que sucede y de alguna manera implican y hacen creer que nos concierne. Habla aquí de la televisión como lenguaje universal y a la vez de lo que significa estrés, tensionar el cuerpo, las mentes al ver contenidos violentos, de miseria, de agresividad que de alguna manera dañan el cerebro más que ganar mentes y corazones.
El dilema de la humanidad al ver la crueldad que no fomenta la participación sino que produce tal confusión que se prefiere no ver, no saber, no enfrentarse ni exponerse a este tipo de imágenes y de noticias.
Michael Ignatieff, nos habla de la importancia de la formación para que llegue bien a los ciudadanos y de una forma óptima, del poder de los informativos y de la televisión, nos transmite el pensamiento de que tanto las palabras como las imágenes se almacenan en nuestra memoria y nos pueden hacer más vulnerables y dependientes. Estamos en un mundo tecnológicamente avanzado y las noticias y los conflictos se conocen al momento, se transmiten en tiempo real, y hay escenas desgarradoras para las que no está siempre la mente preparada y se puede sufrir psicológicamente. Si bien es cierto que la caridad, la compasión, las miserias no son divertidas, son serias, existe en ellas la connotación de querer utilizarse para someter, hay algo ancestral de querer de alguna manera esclavizar, es lo mismo que sucede por ejemplo con los bancos que parece que te ayudan pero en realidad la mayoría de las veces te esclavizan. Lo que significa que lo bueno no siempre es tan bueno, y que luego te encuentras victima por esa caridad, compasión y compresión.
Entiendo la importancia de la formación para poder tener la libertad de poder elegir el libre camino y hacer bien lo que cada uno quiere hacer, ver, saber, conocer, y sin que exista ese miedo que parece nos quieren infundir y que no es bueno. Que es cierto que hay mucho de positivo pues como ciudadana del mundo puedes sentada en tu casa mientras tomas el aperitivo, observar y criticar la acción y juzgar situaciones, ver y conocer estrategias, motivarte, entusiasmarte y a la vez limitarte. Que en realidad hoy el mundo se ve como en la pantalla y como en el deporte que al estar presente siempre las cámaras se limita la libertad y la flexibilidad de las decisiones, que se cambia ya en sí la violencia y la agresividad, el punto de vista de las conciencias y de la moral. Todo esto hace que ya nada esté en juego ni la supervivencia ni la economía sino que en realidad es un avanzar en la vida. Y es algo nuevo para todos porque la vida es mucho mas transparente, que ahora ya todo el mundo es más protagonista que observador, mas activista que espectador, que ya no hay meros mediadores. Es todo más transparente con la confianza y esperanza que haya paz, y que no haya violencia ni fanatismos en la sociedad, que se pueda vivir. Que muchas informaciones e imágenes son atrocidades, salvajismos aún intrínsecos de todo lo ancestral, porque la barbarie y la crueldad quizás es de otros mundos, y que hacen esa alarma, ese daño psicológico, que viene del odio.
Michael Ignatieff de alguna manera abre ese debate sobre lo que serían los nuevos dominios para que cesen las hostilidades. Muchos odios más que de etnias, de razas, son de venganza, son respuestas que debilitan la convivencia y se crea el miedo, el temor, y cuando hay miedo y hay temor existe inseguridad, y es cuando te preguntas ¿Y que hacer yo ahora con todo esto? ¿Quién me protege a mí? Como seres humanos queremos vernos bien, protegidos, vivir una vida sin sufrimientos. Que es verdad que juntos se solucionan mejor las situaciones, las dinámicas pero que el patriotismo, los nacionalismos existen así porque se tiene miedo y se hace masa, y se defienden de una forma mejor los alimentos, los cuidados, la educación, se defiende unidos y juntos lo propio y se protege ante la violencia y la agresividad, que las asociaciones, fundaciones, las comunidades religiosas lo hacen así y las clases políticas, las intelectuales para poder vivir y compartir, la ley de la hospitalidad, base de una civilización digna.
Michael Ignatieff, en su libro "En busca del consuelo: Vivir con esperanza en tiempos oscuros" añade que cuando la vida parece que no tiene sentido que necesitamos palabras, cuando sufrimos una traición, un desengaño, una pena, necesitamos apoyo y buscar el sentido. El alivio al sufrimiento lo encontramos en los libros, la fe en la ciencia, y en el psicoanálisis, las terapias, las ideologías. Este premio "el del consuelo" nadie lo quiere ganar, es consolarte ante el fracaso, lo malo, lo feo, eso no es una lección de vida ni de caridad, ni de compasión ni de que los derechos humanos sean iguales a los del otro ni el mismo respeto ni que se sufra ante esto, el consuelo es de perdedores, se te rompe la ilusión y es cuando no duermes bien, pero te enseña incertidumbre.
Existen experiencias catárticas donde se encuentra consuelo, en la música, en la lectura, las palabras, la escritura, el ejercicio, incluso encuentras y notas que el lenguaje religioso es como un hechizo, que existe esa magia al escuchar y al oír hablar del jardín, del paraíso, del edén, ves apasionante la belleza, el ir a contracorriente con mucha gente que sucede lo mismo que cuando haces y realizas un gran trabajo, esa satisfacción, y te sientes muy bien.
Michael Ignatieff nos viene a decir que no entiendes muy bien si los derechos humanos son para todos que el tuyo sea un premio de consuelo, de consolación, siendo un gran trabajo y que te ha llevado mucha parte de tu vida, has dedicado mucho tiempo, dinero y sacrificio. Y que apenas puedas decir, ni compartir sentimientos y te veas en soledad, con una resignación aceptada, y aún así tratas de pensar en estar a la altura de las circunstancias, y tienes que reconfortar a los demás, a los que te rodean más que a ti misma, tener esa empatía, y encontrar consuelo en la música, en la lectura, las palabras, la escritura, el ejercicio, y otras muchas tareas cotidianas y te das cuenta que te hacen sentir bien y salir de esa indiferencia ajena. Has buscado así darle sentido a la experiencia, que es ajena al otro. Ese trabajo te ha servido de inspiración a ti. Te ha hecho seguir la vida, salir de la preocupación y avanzar. Te has dado cuenta que no solo la vida es eso sino que está compuesta de otras muchas experiencias, trabajos, dinámicas, tareas y consuelos.
Esta experiencia es interior, es tuya y se hace exterior, porque en realidad has utilizado métodos, técnicas, estrategias que te han hecho llegar y lograr metas y es aquí cuando regalas todo este trabajo a los demás que de una forma rápida y ya comprobada pueden salir airosos de sus dilemas y problemas. El trabajo te ha servido, te ha dado muchas satisfacciones y te ha hecho evolucionar, a la vez proporciona conocimiento teórico, técnico, práctico y habilidad en procesos conscientes. El premio de consuelo se da a quién no tiene premio, en realidad no siempre todos los trabajos son premiados. La experiencia en concreto te concierne a ti pero ha inspirado a los demás ya que no todo el mundo sabe realizar el mismo trabajo ni lo hace igual. Además ayuda a aliviar el sufrimiento propio y el de los que te rodean, a consolar ante tanto dolor y ante tanta indiferencia humana.
Te das cuenta que es así la vida desde abajo, te has venido animando y consolando. Es como si te tuvieras que tratar de una enfermedad, sabes que no estás mal pero si que te tienes que recuperar de algo, te consuela pensar que es como una enfermedad pero que tu puedes poner los medios, tiene cura y que vas a salir de ella. Sitúas esa capacidad en ti misma, en tu sufrimiento, y de forma individual pero a la vez lo llevas a algo mas colectivo porque sabes que es compartido, que hay gente que lo esta sufriendo como tu. Y buscas aquí seguir encajando tu vida, buscas ese sentido de bienestar, de belleza, de paraíso, de música. arpas. sonrisas como la de los ángeles, ese ideal de placer, es esa compasión, esa realidad, no es de creer ni te consuelan las miserias humanas sino es de querer vivir la vida plenamente, tu tienes tu propia miseria, tu autorreflexión de conciencia humana, de pertenencia, de derechos humanos. El respeto y los derechos humanos de cada uno. Y tienes que curar todo esto, ves que hay heridas y cicatrices que sanan pero no puedes borrar muchas vivencias de tu memoria, y vives con esa esperanza de no recordar ni inquietarte por esas vivencias. Buscas aquí autocontrol, autoconocimiento, autodominio, no quieres sentirte abandonada, ni sola, ni perdida y necesitas animarte, energía moral, esa esperanza del ejercicio y del estudio como beneficio al menos personal.
Me parece fundamental todo lo que nos quiere decir Michael Ignatieff acerca del consuelo, lo que significa solidaridad en el espacio y en el tiempo "sentir afinidad", "sentir y expresar nuestras emociones", compartir "sentir que no estamos abandonados", cuando el aislamiento y el silencio te aprisionan necesitas buscar y encontrar consuelo. Por ejemplo mucha gente encuentra consuelo en la iglesia, en las palabras y en la biblioteca.
El libro "el gabinete mágico" nos dice algo así, que es encontrar palabras, frases, contenidos para la parte más mágica que existe en nosotros. Que una biblioteca es un gabinete mágico donde hay muchos espíritus hechizados, que cuando abrimos un libro despiertan esos espíritus y que están llenos de cosas sublimes y emocionantes, que somos lo que somos muchas veces gracias a los libros que nos consuelan, nos aportan mucho conocimiento, terapia, asesoramiento y así muchas personas.
En busca del consuelo da muchos ejemplos bonitos para la docencia, la educación, nos recuerda que cuantas veces dice el alumnado "maestra ya terminé" y ahora ¿Qué hago?, y se responde "coge un libro y ponte a leer". Es una frase mágica, de consuelo, protectora para muchos días, incluso cuando se termina pronto la tarea con todo el alumnado y puedes dedicarte a leer con todos en alto, leer con otros, hacer lecturas en alto para luego debatir lo que se lee, lo que significan las palabras. Hay muchas más opciones como el jugar, el hacer ejercicio, la música, pintar, jugar, coser y cantar, es todo activo, acción, dinámico.
Luego está lo que a cada uno más le gusta o necesita ya que le inspira la propia historia que significa mucho para estar bien, para curar, para bridar la paz en momentos de desesperación, salir de la preocupación y de la indiferencia del momento. La defensa de los derechos humanos es la defensa de la existencia de cada uno, es el propio consuelo, la propia cura. Y así aliviarnos, encontrar alivio juntos y ayudar a aliviar el sufrimiento, en la familia, en la escuela, en la sociedad, con los amigos.
Michael Ignatieff nos dice que la única identidad civilizada que de veras cuenta es la identidad humana... y que una de las lecciones más feroces del fin de siglo pasado es que nada empeora tanto a una persona como el hecho de convencerla de que pertenece a un pueblo. No hace falta añadir el tan frecuentado adjetivo “oprimido”, porque todos los pueblos lo están por definición. Según Ignatieff los que no están oprimidos están “amenazados” y, con toda franqueza, no se sabría que es en realidad peor. Es inútil buscar el agente pasivo que amenaza u oprime a los pueblos, ya que son las propias conciencias las que se encargan de ello, las conciencias representadas por las opiniones de los líderes que han decidido convencer a gente corriente y a menudo simpática de que pertenecen a un pueblo, esa cosa antropófaga y trascendental.
Aborda el conflicto de la relación con el prójimo, el ser de una familia, tener unos vecinos, vivir en un pueblo, en una ciudad, nos dice que hay en esto una afiliación forzosa donde hay que alcanzar la exquisita dignidad de ser insoluble entre los demás e incompatible con dos o tres adversarios selectos (siempre los vecinos más próximos). Entre tanta diversidad de etnias, razas y culturas, apenas hay espacio para los verdaderos ciudadanos del siglo XX o XXI... El conflicto entre las distintas morales suele resolverse con el siguiente razonamiento: todos los seres humanos merecen el mismo respeto, pero es que los vecinos, en realidad, no son seres humanos. Entiendo muy bien lo que nos quiere decir y es que muchas problemáticas no se puedan aclarar, son incertidumbre como la historia de Caín y Abel, ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?, que la historia es la historia de una lucha, que las relaciones de cercanía, con los parientes cercanos, los compañeros de trabajo, con amigos, vecinos, son los que conforman la identidad individual y colectiva. Si los mecanismos que se utilizan son de actitud defensiva, de agresividad, ofensivos, de presión, es todo como un rompecabezas que tiene su lógica y su sentido, con sentimientos muy arraigados y la mayoría de las veces poco auténticos y transparentes y que no alivian la ira sino que la provocan y donde hace falta el arte de los acuerdos, de la reconciliación, de la negociación, de las oportunidades. Si los sentimientos que se desarrollan son justos, razonados, dialogados, se tiene esa capacidad de discernir lo que está bien de lo que está mal, se siente una profunda emoción, se ensalza y alegra el espíritu, se obtienen sentimientos honestos, compasivos, humanitarios y esa emoción produce bienestar, ganas de vivir, se siente un mundo de respeto, que esta es la lucha de los derechos humanos donde se confrontan las personas y luego se regulan por ley. Y que todo es como una paradoja, a veces los que mas derechos tienen no quieren que los demás los tengan, y les niegan a los que los reclaman y en cambio ellos los tienen, si no hay los mismos derechos, no se trata entonces de derecho sino de privilegios, nos tenemos que consolar y es difícil los espacios comunes, siempre va a ver gente que se beneficie y otros no. No son aquí los mismos derechos, así que no son derechos, son privilegios, para que sean derecho tiene que existir el mismo derecho. Que hoy el mundo se enfrenta a conocer nuevas respuestas para poder dar solución a los problemas de seguridad humana en el planeta.
Las obras de Ignatieff plantean la vulnerabilidad de los derechos humanos, el lenguaje alternativo que trajo consigo el 11 de septiembre, los intereses universales y particularistas y lo que significa hacer menos de lo que se puede hacer. Escribe para todos, para conocer y estudiar los temas y actuar frente a determinados problemas. Por ejemplo en "éxito y fracaso en política" nos presenta un relato de su doloroso fracaso, su experiencia fue la de un fracaso, al producirse a la vez situaciones adversas se le malogró lo que esperaba, y no puede entender "como es posible que una persona por lo demás razonable ponga su vida al revés persiguiendo un sueño, o por decirlo de un modo menos piadoso, que una persona como yo sucumba completamente a la arrogancia" , se rinda así a la entrada en política, a ese esplendor, tras ver lo que hacen por iniciativa propia. Entiendo muy bien esto que quiere decirnos y añade que a esto nunca sabría responder ya que la biografía de los líderes políticos tienen un misticismo personal, una biografía donde los éxitos son personales y los fracasos son causa ajena, que es como la frase de Napoleón “la victoria tiene muchos padres, pero la derrota siempre es huérfana”.
Muchos líderes señalan que su experiencia no es la que está en el libro o en la historia, que no es así lo vivido como se cuenta. El conocimiento, lo personal, familiar, lo profesional, la formación, todo confluye a la vez, pero no de la misma forma y acarrea momentos complicados, a Ignatieff lo que le atraía era la acción, el no querer ser espectador ni observador solamente pero en realidad no era fácil, las situaciones se dan y obviamente el siempre querría llevar a buen puerto el barco. Ya le decían que al que se subía a él era como que "navegaba directo hacía las rocas", en cambio lo hizo, pudo presentar un proyecto con ilusión, idealismo y futuro.
Entendió que el juego en política consiste en eso "en ser un maestro del oportunismo", lo aprendió así, en política las explicaciones llegan demasiado tarde. Nunca debes dar explicaciones ni quejarte. Como mucho, si eres afortunado, lograrás vengarte, porque, en definitiva añade que la buena y la mala fe no importa, que todo vale con tal de ganar, son los adversarios y los oponentes quienes te definen y tienes que hacerles frente o pierdes el control, que la dignidad no tiene ningún papel, y si no te defiendes apareces como culpable, o débil, que tienes que dar la cara por ti misma para poder darla por los demás y sino pierdes aquí el derecho a ser escuchado, si no te valoran difícilmente van a valorar tu programa, tu propuesta, ni tu capacidad para resolver situaciones, y si estas enfrascada en experiencias personales y familiares tampoco puedes hacerlo.
En otra de sus obras "Fuego y cenizas" nos hace saber que vio "el fuego del poder y contempló como la esperanza quedaba reducida a cenizas", que las mejores ideas no son las mas valoradas, sino que las mejores ideas son las que tienen los líderes más valorados. Es toda ella un gran testimonio de su vida.
Para finalizar lo hago con una frase del libro "en busca del consuelo" y comentar que se entiende muy bien que el premio haya recaído en una persona tan destacada en la defensa de los derechos humanos, de los valores y de las virtudes como él. Que aporta muchas experiencias bonitas de como ha sido su trayectoria y a través de la misma como ir superando las diferencias y realizando esa búsqueda de valores, analizando conflictos y dando buenas respuestas a los mismos. La experiencia del fracaso me lleva a pensar en el COVID- 19, en la derrota, en el perdedor, el blanco y el negro, lo que significa la historia y estar en soledad con el sufrimiento, y compartir los sentimientos así de esa manera, con la resignación aceptada, y que aceptas, ves aquí el filtro de la revelación y quieres estar a la altura de las circunstancias, y encontrar consuelo porque tienes que reconfortar a otros, buscar ese sentido de esa experiencia que no te ha gustado, aunque haya habido mucho positivo, aliviar igualmente el sufrimiento de los que te rodean, y ver que en realidad tienes que servirte de inspiración y sabes como dice el autor que la biografía es otra. Pensar que esa inspiración a modo de iluminación es buena, saludable, lleva a quererse a una misma, y a poder luchar y avanzar, a no someterse a los bárbaros, ni que se burlen de la inteligencia, ni traten como esclavos y criados a su capricho, muestren desprecio, esa mala educación de los que hacen lo que quieren y tratan mal, saber salir de esto, darle otra solución pues esto es un sufrimiento psíquico, interno, y desgasta, es muy desafiante, ya Platón quiso salir de todo esto, del laberinto de su propio fracaso, de su propia depresión, de los días enrarecidos, y necesitaba un alma a fin con el que hablar, y se preguntaba ¿Quién iba a ser ese alma? , fue cuando busco inspiración en la "filosofía" como su alma gemela, y así las palabras comenzaron a fluir, comienza así la batalla interior, la lucha por el consuelo. Es esto la medicina mas serena, la aceptación de la experiencia, de las situaciones, del destino. Es todo un retrato de lo que hay y que ya no das concesiones a esa crisis radical vivida, experimentada y de aceptar la vida como es, lo peor es aceptar el fracaso cuando se trabaja mucho y ver que para otros sin hacer tanto ni participar tienen el premio de la virtud.
Hoy este escrito va dedicado a Julián Pascual, profesor de la facultad de profesorado de Oviedo y compañero de doctorado, que nos dejó el día 29 de Agosto a la edad de 61 años, defensor de los derechos humanos y las libertades y comprometido no solo con la docencia sino con todas las personas especialmente con la educación, con la educación en valores, la tolerancia, la igualdad, el respeto, la solidaridad, y sobre todo con las palabras y desde ellas daba esa luz, esa esperanza de lograr metas, de participación real de encaminar a la humanidad hacía una verdadera paz mundial
¡HASTA SIEMPRE COMPAÑERO!
"La esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido. con independencia de cómo acabe saliendo"
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